CREPÚSCULO (1ªparte)
Con el riesgo que conlleva la explicación de mis correrías nocturnas, hagamos la descripción, de una noche que por momentos rayó la perfección y por momentos el esperpento.
Había una vez un niño que después de dar un paseo con su novia y de tomar algo, a eso de las doce de la noche llega a casa y llama a su mejor amigo Joey Triviani a ver que hace. No sabe si está trabajando, durmiendo o que, pero le llama con la mejor intención. Este a su vez, al enterarse de que está solo en casa propone una salida Van Helsing, es decir a la caza de lobas y vampiresas, y de paso si se terciaba quedar con la última conquista del respectivo, a la que ahora denominaremos Carla Hidalgo por razones que no vienen al caso.
Un dato que se nos había olvidado mencionar es el hecho de que nuestro protagonista estaba solo en casa sin perro que le ladre, así que confiadamente arranca su Ford Ka a eso de la una de la madrugada se encamina a casa de su amigo Joey con su camiseta con la efigie del tenista sueco Börg, contrarrestada magníficamente por el collar de surfero de Joey Triviani, su pelo engominado y su espléndida camisa.
Destaquemos la experiencia conductora de Chandler, que en mitad de la noche era capaz de conducir sin las luces dada su pericia al volante, y que si no llega a ser bajo las suplicas de un trío de bellezas adolescentes no habría puesto las luces.
Después de aparcar en un lugar seguro, relativamente, al lado de las murallas, hacemos una ruta turística por la excelentísima zona del Casco Viejo, zona de marcha zaragozana por antonomasia, y ante el vacío existencial y humano en nuestras primeras intentonas, nuestros pies se movieron y nuestros cuerpos les siguieron hacia la siempre acogedora Recogida, la que nunca, por lo menos a un servidor le ha fallado, y esta vez no iba a ser así.
Nada más entrar vi que mi amigo Joey Triviani se encamina con una extraña decisión hacia un caladero que ya lo querrían para sí los frachutes. No solo se acerca sino que empieza a hablar con cuatro chicas que podrían ser el sueño de cualquier adolescente palillero, a saber, las podríamos denominar, como las reinas del pantalón pirata, abanderadas del palabra de honor, y duquesas del moreno estival.
Ante semejante percal y viendo la decisión y soltura de mi acompañante no tuve por menos que seguirle los pasos, todo ello aderezado por cierto de un temblor de piernas que menos mal que estaba la barra cerca, porque sino me veia en el sitio.
Después de un breve rato de aguanta aguantar y pedirme una coca-cola fueron recibidas las explicaciones, que se describen a continuación: el contacto en el grupetto había salido con Joey Triviani tiempo ha, al cine, con otra pareja. Lo que me extrañaba es que con tan poco link la cosa se prolongase tanto tiempo pero no importaba, estábamos acoplados, estaba en la barra y tenía una chica a mi lado que olía genial, auque no tenía nada que decirle.
Después de unos amagos de charla por parte de Joey, miradas al culo de una de las respectivas y ver como todos los tíos de alrededor las miraban pero no se atrevían ante nuestra presencia sucedió lo imprevisto, llamada telefónica a Joey de no se quien y una frase lapidaria “Quédate aquí un momento que ahora vuelvo”. Un sudor frío recorrió mi nuca cuando me quede solo con unas mujeres que no conocía de nada, pero bueno yo con mi coca-cola y dando apariencia de tranquilidad.
Toda esta situación desapareció cuando no se sabe porque, bueno, si lo sé, la palabra es pena, la chica con la que hablaba mi compañero se me acerco y me pregunto de que conocía a Joey, a lo cual yo le contesté que del Stadium Venezia. Ella también era socia y empezamos una conversación bastante larga acerca de sus instalaciones.
Bueno, basta de palabrerías y vamos a lo que interesa, que es la descripción de las chatis.
(Autor: General Golpeador)
(Edición corregida, custodiada y editada por Peter Piquers)
Otoño 2005.
2 comentarios:
vaya arranque de temporada, ufffff, esto es un episodio piloto en condiciones...
veronica blumeeeeeeeee
Cambia la marca del coche por Dios, cambia la marca del coche.
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